El Lobo (Canis lupus)
Todo
lo abominable, como la sed de sangre, la traición, la cobardía se ha atribuido
al lobo por la mente popular. Sin embargo, este cánido salvaje, por ser un animal
social, resulta sumamente cooperativo, rígidamente jerarquizado e inteligente.
Los lobos adoptan a los cachorros que quedan huérfanos, alimentan
comunitariamente a las hembras lactantes y a las crías, reparten sin violencia
las presas que capturan y para los cachorros, manifiesta el lobo la misma
ternura y vigilancia.
Habría
que remontarse al Paleolítico para bucear en el origen de las relaciones entre
el hombre y el lobo, dos cazadores se repartían
el gran tesoro de proteínas vivientes. Eran dos cazadores sociales,
comunitarios, jerárquicos. Ambos vivían en clanes que podían alcanzar más de
cincuenta individuos, ambos poseían finos medios de comunicación, ambos podían
abatir desde el gran bisonte a la pequeña liebre gracias al trabajo combinado
de varios miembros del grupo.
En
los animales sociales, el bien común importa más que las ventajas del individuo. En los lobos
son los líderes lo que toman las determinaciones en todas las acciones vitales
para el grupo, particularmente los desplazamientos, las rutas a seguir, la
elección de las presas y la estrategia de la caza. Los lobos de rango inferior,
obedecen.
Los
lobos recorren a diario grandes distancias, entre 50 y 70 kilómetros por día.
En lo que podríamos llamar sus expediciones, puesto que fundamentalmente están
determinadas por la búsqueda de piezas de caza. Esta movilidad infatigable del
lobo es un de sus características más llamativas y responde perfectamente a la
reciedumbre de su constitución física. (Enciclopedia
Salvat de la Fauna)
Por
todas estas características,es normal que los nativos de aquellos territorios
vieran en el lobo cualidades mucho más potenciadas que en ellos mismos acerca
de la caza, la habilidad, la fuerza y resistencia del lobo. Si necesitaban
alguna de dichas cualidades, se ponían bajo la protección del espíritu animal.
También si alguna tribu poseía una característica especial tales como la
astucia o la ferocidad, sus vecinos solían llamarla según el animal que
simbolizada su carácter. Después del transcurso de unas cuantas generaciones
los miembros de una tribu considerarían al animal cuyas cualidades se suponía
que poseyeran como sus propios antepasados y creerían que todos los miembros de
su especie tenían unas relaciones de sangre.
Los lobos y la mayoría de los grupos humanos tienen un
líder encargado de tomar las decisiones y algunas formas de jerarquía de
dominio u orden de rango. Tanto los niños como los lobeznos disfrutan de mucha
libertad y son tratados generalmente con indulgencia por sus mayores. Las dos
especies comparten el alimento y ejecutan muchos rituales de control dentro del
bando; otros ritos poseen la función de mantener unido al grupo y de
establecer, conservar y reforzar las alianzas y lazos de parentesco.
Tanto
en las manadas de lobos como en las tribus humanas existe el comportamiento de
xenofobia, es decir, el rechazo hacia los extraños, e incluso el ataque de un
grupo a individuos no familiares. Dentro de la manada o tribu son los rituales
los que permiten regular las distancias sociales entre todos sus miembros. Los
rituales cohesionantes o ceremonias incluyen cantos comunales, expresiones de
sumisión en grupo y comportamiento de deferencia hacia el líder, a lo que éste
puede responder haciendo ostentación de su status. La individualidad sumerge en
el grupo y éste reacciona como un único organismo social con una “mente
colectiva”. En los lobos, el aullido y las expresiones de saludo o sumisión
activa con movimientos de cola y lameteos en la cara que se producen
especialmente antes de que la manada salga de caza tienen el mismo significado
que las elaboradas danzas tribales que ejecutan los pueblos cazadores
recolectores antes de que una partida realice la actividad cinegética. Ambos
rituales disponen a todo el grupo a funcionar como una unidad muy eficiente
bajo la dirección del líder.
El Águila
La pluma de águila simboliza
el Uno, que es como un padre; pero representa, también, los pensamientos de los
hombres, que deben elevarse hacia las alturas como hacen las águilas.
El Águila Moteada —Wambali
Galeshka— vuela más alto que todas las demás criaturas y ve todas las cosas, y
por esto es considerada como la función reveladora de Wakan-Tanka (El Gran
Espíritu). Es un ave solar, sus plumas son parecidas a los rayos del sol;
cuando un indio lleva una de estas plumas —no importa cómo, incluso,
simplemente en la mano—, aquélla representa, o más bien «es» la «Presencia
Real». El indio que lleva el tocado hecho de plumas de águila se convierte
«realmente» en el águila, es decir, se identifica en principio —o virtualmente—
con el resplandor de Wakan-Tanka. El Aguila Moteada corresponde a lo que la doctrina
hindú denomina Buddhi: el Intelecto, que es el principio informal y
trascendente de toda manifestación. Buddhi es definido a menudo como el rayo
que emana directamente de Atmâ, el Sol espiritual. Todo esto permitirá
comprender lo que significa el canto —con tanta frecuencia mal interpretado— de
la «Danza de los Espíritus» (Ghost Dance): Wambali Galeshka wanyan nihi youwe:
«El Aguila Moteada viene para llevarme al león.» (La Pipa Sagrada. Ritos Sioux). Con un hueso de águila se fabricaba
un silbato usado en las ceremonias sagradas.
Eagle bone whistle/silbato de hueso de águilo de los nativos norteamericanos. |
Uno de los mitos del pueblo
hopi habla de su migración por todo el continente americano después de la
salida al cuarto mundo:
El águila, por supuesto, dio permiso a los seres humanos para ocupar la
tierra. Dijo: -Ahora que han pasado ambas pruebas, pueden utilizar mi pluma
siempre que quieran hablar con nuestro Padre Sol, el Creador. Le llevaré su
mensaje porque soy el conquistador del aire y el amo de las alturas. Soy el
único que domina el poder del espacio de arriba, pues represento la elevación
del espíritu y puedo llevar sus oraciones al Creador. Desde entonces los seres
humanos utilizan las plumas del águila, o páhos, para la oración. (El libro de
los hopis. Waters Frank)