Las ocarinas pertenecen a la
amplia familia de los aerófonos, llamados también instrumentos de
viento. Pertenecen a la categoría de los instrumentos llamados con
embocadura de flauta, en los cuales el aire es enviado a una arista
viva o "bisel".
"Las ocarinas funcionan
según el principio de las flautas llamadas globulares -instrumentos
de cuerpo generalmente ovalado y provisto de agujeros y de una
embocadura en canal (boquilla)"
Se pueden denominar como
flautas globulares cerradas ya que su extremo final es cerrado, no
como sucede con las flautas de tubo cilíndrico cuyo extremo final es
abierto. Hay ocarinas sin agujeros -el silbato más elemental- o con
varios agujeros que le dan una riqueza politónica.
La forma más elemental de
ocarina es el silbato, cuyo origen es remoto y está extendido por
todo el mundo. Posiblemente su origen se remonte a la edad de piedra.
Los materiales con los
cuales se pueden hacer ocarinas son muy diversos, desde hueso,
cuerno, arcilla, cerámica, metal, bambú... ect.
En esta ocasión hemos
utilizado un cuerno de cabra, pasamos a relatar la experiencia, os
mostraremos fotos y daremos algunos consejos por si quieren intentar
construirse una.
Aquí podeis escuchar como suena:
¿Ocarina de cuerno?
Sí, en esta ocasión os
mostraremos dos ocarinas de cuerno, uno de ellos es un trozo de
cuerno de vacuno y el otro es de bóvido que es más pequeño. Es
normal que al limpiar el cuerno tenga cierto olor acre, para
disminuir este olor se puede limpiar el interior del cuerno con
vinagre de manzana y bicarbonato de sodio -dejar reposar unos minutos
el vinagre con el bicarbonato-.
Las ocarinas se pueden
construir utilizando otros materiales como bambú, arcilla, madera
ect...
Algunas de las herramientas que se utilizaron: cuchillo, segueta, corcho y cera. Harán falta lijas y lima plana y redonda |
Un amigo nos envío unos
bonitos cuernos de cabra ¿Qué hacer con ellos? Lo primero
estudiarlos y esperar el momento de inspiración. Ese momento llegó
inmersos y entusiasmados leyendo sobre los instrumentos primitivos
encontrados en diversas cavernas, leyendo un hermoso libro de Ramón
Andrés titulado "el mundo en el oído", y escuchando el
trabajo musical de Walter Maioli, su cd "The art of primitive
sound" http://www.soundcenter.it/.
Procedimos entonces a analizar el instrumento que
desearíamos construir y valorar si es posible. Debido a lo rústico
del cuerno -precioso por cierto- nos decantamos por intentar
construir un instrumento de viento utilizando los elementos más
naturales posibles, con herramientas manuales, evocando la forma en
que nuestros ancestros lo construirían; pero sobre todo
entusiasmados por el anhelo de lo mágico y misterioso.
Al principio pensamos en un
tipo de flauta de cuerno, pero el interior no era demasiado profundo.
Otra cuestión fue la siguiente: ¿hacer una ocarina o una flauta?
La diferencia estriba en el extremo final pues las ocarinas son
cerradas y las flautas presentan el extremo final abierto, ello es
determinante en el sonido, en su altura y timbre. Optamos por una
ocarina. Las fotos que viereis a continuación son de dos ocarinas que
hemos construido, la más pequeña es de cuerno de cabra y la segunda
es de cuerno -no estamos seguros- de vaca. Presentamos el proceso de
construcción de la más pequeña: la ocarina de cuerno de cabra.
Lo primero fue tapar el
extremo que quedó abierto para vaciar y limpiar el cuerno -nuestro
amigo nos envió los cuernos limpios-. Tallar un taco de madera no
era viable, demasiado trabajo en una zona tan irregular. Nos
preguntamos ¿Qué material usaría un ancestro nuestro? Corteza de
alcornoque, es decir, corcho. ¿Y para sellar el corcho y así evitar
fugas de aire? Pues seguramente ellos usarían alguna resina o...
cera de abejas ¡Eso es! La cera de abejas es excelente por sus
propiedades y consistencia. Bueno, nosotros no teníamos forma de
conseguir cera de abejas, la única manera sería comprando una vela
de cera pura -en herbolarios se encuentran- pero en el momento no
teníamos. Así que utilizamos una vela de parafina normal. Aquí ya
se introdujo la modernidad jejeje, pero no es tan grave, lo
importante es volverse a recrear.
"Estamos en frente de
nuestra cueva, es un día hermoso y soleado, los buitres vuelan alto
muy alto, un herrerillo nos observa curioso y un raposo cruza raudo
entre los espesos matorrales, esta noche..."
Hay que marcar el corcho
usando el contorno del hueco que queremos tapar. Usamos un cuchillo
hasta que este casi entraba. Ojo, que tiene que entrar a presión, la
suficiente para que tape bien los bordes y quede sujeto, pero no
demasiada pues puede romper el cuerno.
Luego derretimos cera y
sellamos el corcho por fuera, no por dentro así taparemos los
pequeños huecos por donde se puede escapar el aire.
Pero antes de cerrar con el
corcho y la cera hay que trabajar el bisel ya que si lo cerramos
será difícil la limpieza además de que no tendremos buena visión
de como nos va quedando este.
El bisel es un agujero que
lo hicimos con la punta del cuchillo y una lima redonda -se puede
usar taladro eh!, ya saben luego tienen que recrear otra vez el
ambiente. Una broca del numero seis va bien- Luego hay que trabajar
el bisel, es decir, primero aplanando la zona donde descansará el
trozo de caña y luego limándolo hacia dentro y no hacia afuera como
el de una flauta dulce. Yo utilicé una pequeña lima redonda y
pequeños trozos de lija.
Lo siguiente es trabajar el
trozito de caña, limpiarlo por dentro y limarlo en un extremo para
que asiente en la zona donde esta el bisel. La inclinación es
esencial pues de ella dependerá la nitidez y respuesta de nuestra
ocarina de cuerno, prueben poco a poco, a nosotros nos quedó bien
con una inclinación de 20º.
Atamos con tira de piel. Se
puede pegar pero es recomendable dejar esta pieza móvil ya que
ajustarla es algo delicado pues cualquier movimiento afectará al
sonido. Siempre podremos ajustarlo a gusto en incluso jugar con el
sonido. Ajustar la tira de piel puede ser una labor ardua, pero
ánimo.
Esta ocarina cuyo sonido es
más potente y redondo pues su cavidad interior es mayor nos encanta,
la hemos decorado con cascabeles que pueden ser tocados a la vez que
se toca la ocarina, es decir, dos instrumentos en uno. Queda
decorar con unos caracoles cuyo símbolo para muchas culturas
antiguas era el de la fertilidad y el renacimiento.
El sonido de las ocarinas
para nosotros nos trajo siempre a la memoria una caverna. El sonido
de una gota de agua en una gruta, ese silencio sonoro... que extraño
esto. La cuestión es que el interior de la ocarina recuerda a una
gruta.
Los agujeros, escala y
afinación
El tema fundamental ¿Cuántos
agujeros y como hacerlos?
La ocarina ya suena, no
tiene agujeros. Hay que preguntarse ¿Qué queremos conseguir? ¿Qué
escala queremos sacar?
Una diatónica sería
demasiado pedir, puesto que el cuerno es pequeño y hacerle siete
agujeros ya sería mucho trabajo. Nosotros intentamos afinarla en
escala pentatónica, e hicimos cinco agujeros -cuatro en el frente y
uno para el pulgar en la parte posterior-.
Antes de hacer agujeros
comprobamos con un afinador la nota fundamental o tónica, nos dió
la nota Mi. Partiendo de aquí hicimos los agujeros, esta era la
escala que intentamos conseguir: Escala pentatónica de Mi menor.
Mi-Sol-La-Si-Re-Mi
Por nuestra experiencia nos
salió bien. Pero es complicado ya que partimos de un material
irregular.
Consejo: nosotros la
afinamos pentatónica por realizar unas pruebas que teníamos
pendientes. Lo más adecuado es dejarse llevar y afinar según como a
uno le resuene. No hagan tantos agujeros, aunque parezca mentira lo
más sencillo es lo más evocador. 3, 4 agujeros... dejarse llevar
como lo haría un ancestro y...
"recuerden la cueva...
cayó la noche, hoy es mi día, me iniciaran en los misterios, me
llevaran a la gruta sagrada donde las voces de nuestras deidades
hablan claro como el agua de los manantiales, llevaré mi flauta de
cuerno que acabo de construir y la tocaré para llenarme de fuerza o
quizás para convocar a los poderes ocultos que yacen en lo más
profundo de la tierra, ¿Me rebelaran sus secretos?... ya se acerca
el momento"
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