Las flautas fueron sagradas para muchas culturas cuyos ecos de sabiduría perduran en nosotros como semillas que esperan. El sonido y su magia, el poderoso viento, aliento del sol, nos marcó a fuego y dejó un rastro de belleza dentro de nuestros corazones.
El silbido nos abre las puertas hacía nosotros mismos, hacia nuestro origen. En soledad silbamos y en los momentos de alegría también silbamos. El silbar simple con los labios es ya de por si algo ancestral. Algo misterioso.
Muchos amantes de las flautas quedamos hechizados desde la primera vez que escuchamos una flauta. Algo nos ocurrió, el tiempo se quedó congelado y a partir de ahí se inició un camino.
Amar las flautas es amar el viento, intentar descifrarlo, entenderlo aceptando su misterio. Es por eso que las flautas suenan más lindas cuando se tocan al aire libre. Un día con sol radiante hace que las flautas suenen de forma especial y en los atardeceres, cuando los pájaros y el mundo vegetal cantan alegremente. Toda la naturaleza baila en ese momento una danza suave. Y el viento aparece y despierta diciendonos: viene la noche.
El camino, sigamos el camino, acompañados de las flautas y de su naturaleza radiante.
2 comentarios:
Te agradezco enormemente el blog que has creado. Un amigo embrujado por el maravilloso sonido de la flauta. Para mí, tocar la flauta nativa es como una oración que trasciende las palabras para hablar directamente al Gran Corazón. Cordiales Saludos!!
Hola Josep, yo también te agradezco y te envío un fuerte saludo. Cualquier duda sobre la construcción de la flauta nativa americana o alguna otra cuestión con gusto te ayudaremos.
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